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Cómo neutralizar las actitudes tóxicas en las relaciones

Esta semana, voy a centrarme en posibles prácticas a aplicar ante actitudes tóxicas que suelen aparecer al relacionarnos con personas de nuestro alrededor. Si todavía no has leído el artículo Las cuatro toxinas que destruyen cualquier tipo de relación te recomiendo que lo hagas antes de proseguir con éste.

Si te encuentras inmerso en una actitud de culpa o crítica, bien porque te sientes atacado o bien, porque tú estás atacando, te diré que detrás de cualquier crítica o queja hay una petición, es decir, este hecho nos da información sobre algo que no se está teniendo en cuenta y que conviene atender ya que suele ser el foco del conflicto. Por un lado, si estás diciendo “eres un desastre, siempre te pasa lo mismo”, estás atacando a la identidad de tu interlocutor, en este caso centrarte en su comportamiento es más constructivo “Ha vuelto a pasar lo mismo, has llegado tarde y he tenido que asumir tu trabajo”. Esta forma de expresarnos, nos predispone a poder transformar la queja en una petición sobre lo que querríamos obtener. Por ejemplo, “Eres un desastre, la próxima vez, me gustaría que me llamaras para avisarme”. Ante la culpabilidad siempre es bueno indagar sobre qué se esconde tras la queja. En estas situaciones lo ideal es dejar de generalizar e ir siempre a buscar comportamientos específicos, por ejemplo ante, “Me molesta, cómo eres”, pregunta “¿qué es exactamente lo que te molesta?” De esta forma, aportando hechos o datos, podremos centrarnos en posibles soluciones. También es importante expresarnos desde “el yo creo o yo siento”, manifestando nuestra opinión y no etiquetando al otro.

Ponerse a la defensiva. Ante este comportamiento quedó claro que estamos evadiendo nuestra responsabilidad ante algo, entonces plantéate:

  • Escuchar al otro más allá de las palabras. Plantéate que al menos un 2% de lo que dice quien se está defendiendo puede ser verdad, por lo que es importante escuchar y tratar de descifrar este porcentaje.
  • Tratar de normalizar la emoción que tiene quien se defiende. “Entiendo que puedas estar dolido si realmente crees que….” Pregunta qué es lo que ha escuchado o interpretado por si ha habido un malentendido. En caso de malentendido, responsabilízate de la situación y expresa lo que querías decir de forma diferente.
  • En general, una buena práctica es repetir lo que estamos escuchando y pedir aclaración. “entonces, si te he entendido bien, estás diciendo que ……” y poner el foco en el comportamiento y no en la persona.

Ante el caso de que la actitud adoptada en el conflicto sea aislarse:

Sé curioso, indaga y trata de comprender “su realidad”, qué es lo que le ha llevado a actuar así. Ten en cuenta, que a veces las personas entramos en “cólera silenciosa” como medida de protección y, en estos casos, insistir mucho para hacer hablar a quien prefiere retirarse puede ser perjudicial. Asume poder dejar un tiempo moderado y desde el respeto, procura el acercamiento, animando a poder hablar abiertamente. Ante la “incomodidad” que puede representar un acercamiento después de una “fase silenciosa”, un buen recurso es establecer una alianza donde todas las partes exponen qué necesitan para poder expresarse libremente y sin miedo (confianza, respeto, no juicio…). En la conversación es conveniente ir expresando cómo nos sentimos, desde la parte más descriptiva.

acuerdo

Si la actitud a la que tenemos que hacer frente es el desprecio, en el caso que seas quien lo muestra, tómate un descanso y desahógate si es necesario. Una vez estés más tranquilo, comprométete a sentir respeto por la otra persona. Tus acciones serán más efectivas si surgen del respeto, que desde el desprecio. Desarrolla la curiosidad e indaga sobre el origen. Esfuérzate en entender a la otra persona.

Si en cambio, estás observando desprecio en la otra persona: Expresa tus sentimientos, identifica el comportamiento no deseado y manifiesta tus intenciones de resolver la situación.

En general, y a modo de resumen, las siguientes pautas van a servirte ante cualquier escenario de comunicación:

-No personalizar. Referirse a hechos y comportamientos específicos.

-Preparar un escenario para el diálogo.

-Crear un clima de respeto en el que poder expresar lo que siente cada persona.

-Establecer una alianza, sobre qué queremos que ocurra y no, en esta conversación.

-Desarrollar la empatía, tratando de entender a la persona o personas que tienes delante.

Ten en cuenta que los tóxicos son mecanismos de defensa que se activan en momentos en que percibimos un entorno hostil o que no sabemos manejar. En este sentido, frente a personas con las que no nos sentimos cómodos, será también muy posible que se manifiesten en algún momento delicado de la relación. Ahora, no tienes excusas, para tratar de neutralizar este tipo de comportamientos y te invito a reflexionar ¿Qué es lo que puedes empezar a hacer diferente en tus relaciones con los demás?

Un saludo,

Begoña Cartagena

 

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Sobre mí:

Psicóloga y Coach especializada en el cambio de Mindset. Acompaña a empresarios que se encuentran bloqueados y estancados y los ayuda a potenciar su liderazgo para impulsar sus resultados. Es instructora de Método Integra® e imparte cursos de reprogramación mental.

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